
Los sellos son un artilugio que lleva miles de años en uso, pero utilizando la goma india o caucho es algo más reciente, de finales del siglo XIX, cuando Goodyear descubrió lo que el bautizó como vulcanización.
La vulcanización es un proceso donde la goma extraída de ciertos arboles deja de ser sensible a los cambios de temperatura, manteniendo su flexibilidad y resistencia durante un amplio rango de cambios medioambientales. Si en origen la goma es pegajosa y se pudre con cierta facilidad, una vez realizado el proceso de vulcanización tenemos un material altamente resistente, tanto como para ser utilizado en las ruedas de los vehículos, con un notable éxito que nadie a estas alturas puede cuestionar.
Goodyear era un tipo muy especial, podríamos decir que era muy perseverante, hasta el punto de dejar a su familia totalmente arruinada por gastar todo su patrimonio en experimentos para conseguir que el caucho fuese un material útil y con infinidad de aplicaciones. Visto con la distancia de las décadas, parece como si Goodyear hubiera tenido una vocecita dentro diciéndole que con ese material asqueroso y maloliente podía crear un imperio.
Antes de la vulcanización de la goma, los sellos más conocidos como sellos de mano, ya hacia tiempo que venían usándose. Existen documentos de patentes de algunas mejoras en sellos de mano, pero no hay referencia alguna al verdadero creador del aparato. Probablemente fue creado poco a poco por muchos «inventores» que fueron dando forma con cambios y mejoras hasta llegar a los estampadores actuales.
Uno de estos desarrolladores más notable es BENJAMIN B. HILL que realizó y patentó ciertas mejoras del sello de mano de entintado automático en 1886, siendo ya en esos momentos muy similar a los empleados en la actualidad.
